Las fontanelas del bebé: todo lo que debes saber

Las fontanelas del bebé: todo lo que debes saber

Susana PérezEscrito por: Susana Pérez

Entre los bebés recién nacidos es habitual que tengan la cabeza hundida, justo en la zona de arriba de la frente, lo que en muchos casos provoca preocupación debido al desconocimiento. A ese hundimiento se le conoce como las fontanelas del bebé, algo que es totalmente normal y que no tiene que preocuparte en absoluto.

Aun así, sabemos que es algo desconocido por la mayoría de mamás recién nacidos, por eso en este post te contamos todo lo que debes saber sobre la fontanela del bebé.

¿Qué son las fontanelas del bebé?

Por lo general, los bebés nacen con dos fontanelas; una anterior y otra posterior.

La fontanela anterior está justo encima de la frente, siendo la más conocida de las dos, ya que es más grande y suele tardar más en cerrarse. Esta fontanela del bebé por lo general necesita entre 9 y 18 meses para cerrarse, aunque en algunos casos podrían llegar hasta los 24 meses.

Por otro lado está la fontanela posterior, que es más pequeña y tarda uno o dos meses en cerrarse, lo que hace que pase mucho más desapercibida.

Para entender la fontanela del bebé primero hay que entender que la cabeza de un bebé está formada por seis huecos que se unen a través de las suturas, las cuales están compuestas por unos tejidos elásticos, fibrosos y fuertes que ayudan a que los huesos vayan soldándose entre sí poco a poco.

Un bebé recién nacido todavía no tiene los huesos soldados ya que su cabeza aún tiene que crecer, así como su cerebro. Esto provoca que al no haber soldadura aparezcan esas zonas blandas y sin hueso, más conocidas como fontanelas.

Las fontanelas permiten que la cabeza del bebé continúe creciendo, y además cumplen con otra función fundamental, posibilitando que la cabeza se comprima al nacer, para que así pueda atravesar el canal del parto sin que el cerebro sufra ningún daño.

Medida de las fontanelas

Por lo general, la medida habitual de las fontanelas anteriores es de 3×3, lo que equivale a tres dedos en una dirección y tres en la dirección opuesta, aunque no habría que preocuparse si fuera un poco más grande o más pequeña.

En cada revisión al pediatra hay que medir la fontanela, para comprobar que todo avanza correctamente y que no hay ningún problema.

¿Qué ocurre con las fontanelas abultadas y deprimidas?

Aunque por lo general no deberían provocar ningún problema, hay fontanelas abultadas y fontanelas deprimidas.

Fontanelas abultadas

Las fontanelas abultadas indican que puede haber algún problema, ya que ese bulto puede deberse a que existe un aumento excesivo de líquido en el cerebro, lo que se conoce como hidrocefalia, o una inflamación del cerebro como efecto secundario de alguna infección como una encefalitis o meningitis entre otras.

Fontanelas deprimidas

También pueden haber fontanelas deprimidas, que se caracterizan por estar más hundidas de lo normal.  Esto puede deberse a una falta de hidratación o desnutrición, y en ese caso habría que llevar al bebé al pediatra para que valore el caso y haga un diagnóstico, para así descartar que exista cualquier tipo de problema grave. 

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